viernes, 12 de enero de 2018

Guerra entre Irán e Irak

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La guerra entre Irán e Irak, conocida en Irán como la Guerra Impuesta y la Santa defensa, se desarrolló desde 1980 a 1988, por lo que es la guerra más larga del S.XX.

El origen de esta guerra se remonta a un conflicto entre los dos países por unas islas del Golfo Pérsico y un territorio rico en petróleo que se encontraba en los márgenes del río Shatt al-Arab, pero la verdadera disputa llegó cuando Irán ocupó algunas de estas tierras militarmente.

Los acuerdos de Argel (1975) que ambos países firmaron establecían una demarcación de límites, que beneficiaban en gran medida a Irán. Parecía que este acuerdo iba a poner fin al conflicto pero no fue así.

La guerra comenzó el 22 de septiembre de 1980, con un ataque por parte de tropas iraquíes, estas consiguieron un avance de unos 80 o 120 kilómetros. Durante la guerra Iraq recibió el apoyo de Arabia Saudí, Kuwait y otros estados árabes. Irán sólo recibió el apoyo de Siria, Libia y algunos estados enfretados a Saddam Hussein.

Durante el periodo de 1982 a 1986, ninguno de los dos consiguió ventajas, pero si supuso un desgaste de hombres y equipos, que tuvo como consecuencia el uso de ataques blancos civiles. Hubo una etapa de destrucción de instalaciones petrolíferas con el objetivo de acabar con la fuente de recursos que respaldaban el esfuerzo bélico. En 1984 el conflicto pudo internacionalizarse como la "Guerra de los petroleros". Irán atacó con continuos bombardeos a los buques de los países aliados de Irak con el objetivo de anular sus exportaciones.

El conflicto terminó a causa de una reclamación por parte de la ONU, el 20 de agosto de 1988.

La guerra terminó dejando un panorama catastrófico. Hubo un gran número de víctimas en los dos países y grandes pérdidas económicas consecuencia del ataque a las instalaciones petroleras. Ninguno de los bandos se coronó como ganador o perdedor.

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